Le Choix d’Ali, de Amor Hakkar: La importancia de asumir sus decisiones

El sexto largometraje del cineasta franco-argelino Amor Hakkar, que se estrenó en las salas francesas el 11 de diciembre de 2019, confirma la calidad de su enfoque a pesar de sus bajos presupuestos.

En una conferencia de prensa el 3 de diciembre de 2019, el Ministro del Interior argelino, Salah Eddine Dahmoune, atacó a los manifestantes de Hirak llamándolos “traidores”, “pervertidos” y “homosexuales”. ¡Entendemos en este contexto la relevancia de la nueva película de Amor Hakkar, que toma a un homosexual como protagonista sin convertirlo en un pervertido! Ali aprende que su madre está en el hospital. No ha visitado a su familia durante cinco años, ya que su padre no quiere verlo más. Había huido, pero comprenderemos que su homosexualidad les avergonzaba, la h’chouma, y que han tenido que mudarse para escapar de los chismes, que su hermana Meryem tuvo que dejar el instituto y que su pequeño hermano Amin ya no era el buen estudiante que fue.

 

Decide regresar a Besançon, acompañado por su amigo Eric, con quien vive desde hace dos años. Ali es discreto, reservado, bastante silencioso. Eric no entiende por qué no puede presentarlo a su familia y lo deja. Un poco aturdido por todos estos acontecimientos, Ali hace gestos para mostrar que todavía pertenece de buen grado a su familia, a su cultura, y los respeta. Vuelve a coger a su sitio.

Aquí es donde se manifiesta la delicadeza del cine de Amor Hakkar. La historia deja el tiempo necesario para este retorno a la humanidad, que es también para el espectador el tiempo de medir la inanidad de las venalidades que tienen que soportar quienes viven su amor y su sexualidad fuera de las normas ancladas en la imaginación colectiva. Pero Ali, precisamente, es humano y también tiene sus debilidades. Es entonces, y sólo entonces, que su hermano menor Amin lo llamará « maricón », no porque sea gay sino porque es un cobarde.

Esta es la única vez en la película en la que escuchamos esta palabra, y no en su verdadero significado. Es la palabra tabú. Meryem prescribe el silencio para que la familia pueda simplemente disfrutar de la presencia de Ali. Pero la película no se reduce a la imposibilidad de vivir una homosexualidad pacífica en una familia musulmana. Entra en la complejidad, se desplaza hacia este otro terreno que es del coraje para ser sí mismo, de asegurar una elección. Ali creía poder reconstruir su vida tal como la concebía, pero se quedó en la búsqueda de pertenencia, en un punto intermedio donde perdió todos los lazos. Incapaz de tomar una decisión, está condenado.

Encontramos esta dificultad de elección en las otras películas de Amor Hakkar. Después de un golpe maestro en 1992 con Sale temps pour un voyou, en el que un joven marginado huye de la policía después de haber cometido un pequeño robo y se refugia en una iglesia donde toma al sacerdote como rehén, Amor Hakkar volvió al cine en 2008 con la magnífica película La Maison jaune (ver critica n°7190) sobre un hombre cuya esposa le pide que vaya a buscar a sus hijos que acaban de morir en un accidente de coche y que va a cruzar Argelia para hacerlo en un pequeño tractor-remolque. Amor Hakkar desarrolló allí con rara precisión una forma de encuadre e iluminación que captura el movimiento de los seres, confirmado por sus siguientes películas: Quelques jours de répit (2011), siguiendo los pasos de una pareja de homosexuales que han huido de Irán y son acogidos por una mujer en una pequeña ciudad, La Preuve (2013) sobre la espiral de tabúes en les Aurès (cf. critica n°12337) y Celle qui vivra (2017) sobre el peso de la gran Historia en las historias personales (cf. critica n°14148).

En Le Choix d’Ali, un piadoso barbudo está omnipresente, predicando y poniendo en orden a todos los habitantes de la ciudad. Es tanto ojo moral como ángel guardián. No es el personaje que esperaríamos, el malvado fundamentalista, como tampoco Ali es la víctima. La suave música del compañero habitual del director, el armenio Jo Macera, acompaña los momentos de las películas de Amor Hakkar en los que las contradicciones humanas se manifiestan. Constituyen el centro de su cine minimalista y conforman su calidad. Incluso si toma temas fuertes como la muerte, el exilio, la esterilidad o la memoria, no lo concibe en una dualidad complaciente sino en la preocupación de devolverlos a lo humano. Lo hace con una magnífica simplicidad y una gran pureza que enmascara el hecho de que, en el fondo, nada es simple. Tanto es así que terminamos la película aturdidos y la riqueza de la reflexión y el intercambio se abre a nosotros para captar su complejidad. Gran arte.

Olivier Barlet – traducción : Marie Picaud

 

Author: Olivier Barlet

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