Estrenado en las salas francesas el 4 de marzo de 2020, el primer largometraje de ficción del documentalista Edouard Joubeaud capta con alegría y sencillez los problemas sociales y culturales a los que se enfrenta la juventud malgache.
¿Podemos realizar una ficción en tierra extranjera sin traicionar sus costumbres y cultura? El juicio de autenticidad es particularmente legítimo puesto que la colonización ha anclado en las mentes y practica una jerarquía y malentendidos. Sin embargo, Edouard Joubeaud tiene algunas ventajas bajo manga: conoce bien Madagascar, donde ha forjado sólidas amistades y ha aprendido el idioma. Ha rodado documentales allí (Mavokely, Les Charbonniers). Esta ficción, ampliamente documental, rodada enteramente en malgache, es el resultado de una inspiración colectiva y, en particular, de su relación con Remanindry, músico de Tandroy de renombre internacional. Es su hija pequeña que interpreta el papel principal de Haingosoa. Madre soltera, abandonada por el padre cuando estaba embarazada, no puede permitirse pagar la escolaridad de su hija y acepta la oferta de una prima de venir a trabajar en una compañía de danza en Tananarive.
Ella interpreta su propio rol y la película empieza con su propia historia, luego desarrolla una ficción: la de una joven que, para salvarse y recuperar su orgullo perdido, no duda en dar un paso hacia lo desconocido. Así pues vamos de Tuléar, una ciudad costera en el sur de Madagascar, a Tananarive, la capital situada a 1000 km al norte. Allí conocerá buena gente en el seno de la Compañía de Donné Randria Ernest, que también vienen de la vida real y están trabajando su destino. Este anclaje, pero también y sobre todo las ambigüedades y contradicciones del imprevisible Haingo, permiten que la película evite los surcos de la proyección imaginaria idealizadora. Si el personaje de Haingosoa tiene un valor universal, permitiendo a todos de encontrar un pedazo de sí mismo y lo que está en juego es su propia vida, es porque ella es simplemente una mujer malgache, con sus bellezas y debilidades.
La zanfona del padre que le da la madre de Haingo cuando se va al norte es una carga, pero al final será necesario para que encuentre su sitio: esta relación con la tradición es central en la película, de un joven que sueña de otro destino pero que debe reapropiarse a su cultura para lograrlo. Haingo tiene que emigrar: el éxodo rural sigue muy vivo en Madagascar, con su parte de dificultades sociales. Los Tandroys en el sur de la isla están frecuentemente todavía reducidos a pequeños trabajos. Haingo se enfrentará a este desprecio por su forma de hablar y de ser. Pero ella sabrá cómo mejorar su canto y su baile.
Así, la película da cuenta de la diversidad cultural malgache y sus tensiones. El padre de Haingo, Remanindry, encarna la música de Androy, una región árida del sur de la isla. Recorre el mundo con la Ny Malgache Orkestra, un grupo fundado por el jugador de valiha Justin Vali. La Compañía RandriaErnest de Tananarive, que alberga a Haingo, se inspira elle en el cotidiano en la danza y la música de las tierras altas. La película también está dedicada a Dadagaby, cuyas canciones son conocidas por todos los malgaches y que murió en 2018 durante el rodaje. La joven Voara, 13 años, interpreta dos de las canciones de la película: Sahondra (acompañada en la película por su padre en la guitarra) y Mananjary.
Esto es una película atravesada por la danza y la música, pero también por las tradiciones culinarias ya que la prima de Haingo está encargada de la cocina. No hay folclorismo aquí, al contrario, una aprehensión de las riquezas pero también de las tensiones que pueden ser generadas por diferentes culturas dentro del mismo conjunto. Por lo tanto, la historia defiende esta pregunta para y encontrar su dinámica.
Siendo ellos mismos, los actores no profesionales de Haingosoa dan a este relato una gran veracidad, tanto en sus gestos cotidianos como en su creatividad artística. La película se convierte en una magnífica introducción a la vitalidad de un pueblo.
Olivier Barlet – traducción : Marie Picaud